A comienzos de 2013 la Secretaría de Investigación y Postgrados de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales nos convocó para proponernos la tarea de organizar y editar una revista que fuera no sólo un espacio para difundir los resultados del trabajo de los investigadores de la institución sino que pudiera constituirse, progresivamente, en un medio capaz de convocar a investigadores sociales de otras latitudes.

Asumimos el compromiso a mediados de este año, con la firme convicción de que el esfuerzo implicaba también una gran responsabilidad. Poco a poco fuimos tejiendo la trama de ideas y de actos que permitieron concretar el objetivo. Aunque procuramos un impulso creativo y renovado en la materialización del esfuerzo, LA RIVADA emerge también como un eslabón de trayectorias previas.

En 1991, la Secretaría de Investigación, a poco de constituirse como tal después de más de un lustro como Instituto de Investigación, publicaba Estudios Regionales, la que sería la primera revista oficial de la institución. Si bien la idea de tener una publicación propia venía de tiempos anteriores, como una necesidad ante la ausencia de un espacio que canalizara la cada vez más emergente organización del área de investigación de la Facultad, la revista salió a la luz en el período en que la Prof. Ángela Perié de Schiavoni estuvo a cargo de la Secretaría y en gran medida por el tesonero empeño de Fulvia Bordón quien asumió, casi a título personal, la ardua tarea de llevar a buen puerto la iniciativa.

Aunque a la sazón se improvisó un departamento de publicaciones, lo cierto es que había que crear sobre la nada. Por un lado, hubo que materializar la idea procurando recursos, técnicas y herramientas de diseño editorial que estaban lejos de las posibilidades habituales con que se editaba hasta ese momento en la vieja imprenta de Rectorado. Por otro, sembrar conciencia entre los investigadores sobre la relevancia de difundir sus investigaciones. En muchos casos, el primer aspecto obligó a Fulvia Bordón a un paciente trabajo de búsqueda y aprendizaje en el manejo de programas de edición, amén de lidiar con los imprenteros acostumbrados a una mecánica de trabajo que no era propicia para la innovación; y, el segundo, a un insistente peregrinar por las oficinas de la Secretaría para charlar con los equipos de investigación no sólo con la intención de persuadirlos de que era importante que publicaran los resultados de avances de sus proyectos sino también para acompañarlos y asesorarlos-intensas jornadas de diálogos mediante- en la trabajosa tarea de preparar los materiales a ser editados.

Poco importa, salvo para aquellos con un acendrado espíritu arqueológico, recordar el formato de Estudios Regionales, con sus tapas de cartulina y su diagramación inicial a dos columnas. De hecho, en los 15 años de su existencia fue modificando, al compás de los avances en los medios tecnológicos y de la consolidación de los equipos de investigación, su estética y su agenda. Lo importante, es que esta odisea, mirada a la distancia, significó la instalación de una conciencia sobre la edición y publicación sistemáticas de las investigaciones de nuestra Facultad, en una época en que aún no existía siquiera la Editorial Universitaria y el temor a exponerse a través de la escritura, "inhibía, más de una vez, la intención creadora", tal como rezaba la editorial del número de 1 de Estudios Regionales.

La tarea iniciática tuvo continuadores, no sólo en los siguientes Secretarios/as de Investigación (Emilce Cammarata, Edda Cornejo, Dionisio Baranger, Mercedes García Saraví, Marcelino García) sino también en los directores de proyectos/investigadores que asumieron alternativamente la coordinación temática de cada número hasta el 2006, fecha en que apareció por última vez.

Traemos a colación brevemente este episodio fundacional, porque nunca se crea en el vacío. Sobre esa experiencia se nutre nuestro compromiso. En muchos sentidos, y aunque el trabajo editorial sigue teniendo en la trastienda mucho de aquella impronta quijotesca, el panorama es otro sustancialmente, no sólo por los avances tecnológicos que facilitan nuestra tarea sino porque ya nadie duda de la relevancia de las publicaciones en el campo académico. Nuestro desafío es cómo hacer para hallar un locus específico y significativo en el mar de revistas que inundan el espacio gráfico y virtual de un tiempo a esta parte. Cómo hacer para que lo que se publique sea relevante para nuestra comunidad de investigadores, pero también para otras comunidades de autores y lectores nacionales e internacionales. Nuestro desafío ya no es sobre lo que falta sino básicamente sobre lo que abunda.

Si este es el diagnóstico, ¿qué sentido tiene salir al ruedo con una nueva revista que continúe la vieja empresa y se aventure a nuevas conquistas? ¿Cómo lograr que LA RIVADA siga convocando el interés de los investigadores de la Facultad sin quedar por ello reducida a la endogamia esterilizante de su propia comunidad académica? ¿Cómo hacer que nuestra revista despierte el interés de científicos sociales de diversos lugares tanto autores y como lectores, sin por ello perder la identidad de su perfil anclado en la realidad regional? Y, finalmente, ¿cómo consolidar un proyecto de revista que alcance los estándares de calidad de las principales publicaciones nacionales e internacionales de su especie?

Son estos-reiteramos- nuestros desafíos pendientes. LA RIVADA irá creciendo en la medida en que intente dar respuestas adecuadas a esos interrogantes, razón por la que este esfuerzo tiene hoy un potencial afán de futuro. Sólo podemos, por ahora, compartir con los lectores cuáles han sido los criterios que guiaron nuestras acciones para concretar este primer número.

Quisimos que, en su primera expresión, este proyecto editorial fuera básicamente una propuesta de reconocimientos a las producciones locales en varios niveles. Un puente editorial que articule, de algún modo, nuestra historia intelectual con el presente, abriendo la posibilidad, desde ese camino cierto y próximo, de imaginar nuevos rumbos.

Un reconocimiento a la temática que, desde los inicios de la investigación social y humana en la Facultad, convocó el interés de los investigadores de todas las disciplinas: las fronteras. En sus diversos enfoques y perspectivas, la preocupación por los fenómenos de fronteras ha estado presente en una línea de continuidad ininterrumpida hasta hoy. Por este motivo, todos los artículos abordan a las fronteras como tema o como escenario de indagación y reflexión, al punto de reconocer en ellos una larga tradición de investigación regional.

Un reconocimiento intergeneracional en la labor de los investigadores. En este sentido, convocamos para el DOSSIER a dos de los profesores eméritos de la Facultad, Ana María Camblong y Ana María Gorosito Kramer para que participaran de esta edición junto con la contribución de un/a autor/a invitado/a que, de manera directa o indirecta, dialoguen con sus respectivas propuestas. De esta manera, Elvira Arnoux y Marilin Rehnfeldt comparten la sección correspondiente que es, al mismo tiempo, un homenaje a la trayectoria de investigación que las profesoras eméritas han desarrollado en largos años de vida académica. Al mismo tiempo, los ARTÍCULOS fueron reservados para que investigadores jóvenes, que integran algunos de los equipos de investigación de la Secretaría, pudieran dar a conocer los resultados de sus trabajos. Para este cometido, contamos con la valiosa colaboración de gestión y de referato de cada uno de los/as Directores/as de los Proyectos a los cuales esos autores pertenecen.

Un reconocimiento a las investigaciones que se producen en los diferentes Postgrados de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales. La escasa circulación que suelen tener las tesis de las diferentes Carreras de Postgrado (en este número, Maestría en Antropología Social, Maestría en Semiótica Discursiva y Maestría en Políticas Sociales) nos motivaron a publicar las RESEÑAS de algunas de esas tesis preparadas también por tesistas o egresados de esos Postgrados. Confiamos en que esta idea siga con impulso creciente dada la variedad y cantidad de tesis que, a través de la revista, pueden ser difundidas al gran público.

Un episodio triste y repentino nos obligó a un homenaje especial ya casi cuando el primer número de LA RIVADA estaba concluido: el fallecimiento del Dr. Leopoldo Bartolomé. Aunque su trayectoria en nuestra institución como fundador de la Carrera de Antropología Social, en el nivel de grado y de Postgrado, y como docente e investigador de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales, amén de sus aportes y prestigio para la antropología nacional e internacional ameritan un tributo mucho más profundo, hemos querido acercar un homenaje esencialmente cálido y afectuoso en las palabras de algunos de sus exalumnos, colegas y discípulos. En la Sección HOMENAJE publicamos las cartas que nos hicieron llegar un puñado de personas que conocieron a Leopoldo Bartolomé en su íntimo refugio. En la cálida y emotiva retórica de sus recuerdos y sus anécdotas nos acercan la figura del célebre antropólogo en su dimensión humana, costado desde el cual quisimos recordarlo en esta oportunidad muy cercana a la fecha de su muerte. También publicamos un texto inédito de Bartolomé que él escribiera en oportunidad de la Reunión "De la articulación social a la Globalización en la Antropología Latinoamericana. Homenaje a Esther Hermitte", organizadas por el Centro de Antropología Social del Instituto de Desarrollo Económico y Social (CAS-IDES) entre el 15 y el 17 de agosto de 1996. Agradecemos a los hijos del Dr. Bartolomé, Paula, Mara, Isis y Leopoldo, la disposición generosa para que pudiéramos hacerlo, y a Omar Arach la sugerencia para visualizar este pequeño texto en el imaginario de nuestras posibilidades de publicación. Si se lo lee con atención, aunque, claro está, quizás no sea el texto donde se pueda apreciar los mejores aportes de Bartolomé a la antropología, los lectores también podrán reconocer los perfiles de un hombre que afanosamente confronta su estilo de pensamiento objetivo y su espíritu científico con su afán-no exento de pasión poética-por explicar los fenómenos sociales y culturales del mundo contemporáneo.

LA RIVADA es el nombre con el cual pretendemos hallar un espacio en el concierto de publicaciones electrónicas. Una pretensión de universalidad que se inscribe sobre una topografía de significados regionales. La "rivada" no tiene un lugar legitimado en la escritura, erosiona los sentidos en el habla. Reconoce en la oralidad su continente, su inextricable esencia fronteriza (por eso elegimos escribirla con "v" aunque a algunos les parezca que es mejor con "b"). Lejos de precisarla en alguna etimología, o de estrecharla en la grafía de las palabras, la pronunciamos: preferimos subir y bajar "la rivada", o llegar y atravesar "la rivadita", subir a cuestas "la rivada" que está allá, aquella "rivadita" que está lejos y, una vez arriba, mirar el camino que ya hicimos y el que nos falta. Este es nuestro anclaje regional, y, aunque parezca contradictorio para una revista que celebra la relevancia de la escritura de investigación, nuestro reconocimiento a la oralidad que muchas veces es la vía principal para acceder al testimonio de las personas con cuyos saberes los investigadores piensan y tejen el entramado de sus artículos, informes o tesis desnaturalizando o domesticando sus sentidos al plasmarla por escrito. Esta vez, la "rivada" como expresión del habla regional coloniza la escritura dejando "su" marca en nuestra marca editorial.

Para finalizar estas palabras iniciales, queremos agradecer a los autores, directores de proyectos y colaboradores que han contribuido para hacer posible este primer número de LA RIVADA. Además a Carla Traglia, su diligente intermediación con el Consejo Académico del Postgrado, a Mauro Koliva por cedernos los trazos de su increíble talento para dar forma a la estética de la revista y a los diseñadores Silvana, Diego y Pedro, que han sabido interpretar, hasta ir más allá de ellas creativamente, nuestras demandas editoriales.

La apuesta que lanzamos a futuro no hubiera sido posible sin la decisión y el apoyo de las actuales autoridades de la Facultad, Decano Luis A. Nelli y Vice-Decana Gisela Spasiuk. Especialmente a la Secretaria de Investigación, Belarmina Benítez de Vendrell y al Secretario Adjunto, Cristian Garrido, quienes no sólo confiaron en nosotros para la tarea sino que han gestionado lo necesario para facilitar nuestros actos. A ellos les cabe el mérito de recuperar una política editorial para la Secretaría de Investigación promoviendo un espacio de libertad para este equipo de editores y, en nuestro compromiso de trabajo, restituir el flujo en la difusión de ideas y proyectos de investigación por algunos años suspendidos. Roberto Abínzano, director de la publicación, también ha contribuido con su asesoramiento, apoyo y confianza.

Más allá de la formalidad que impone este tipo de presentaciones, expresamos nuestra convicción de que la investigación y el conocimiento producidos en ámbitos de las universidades públicas sólo son relevantes si contribuyen decididamente a suturar las heridas sociales que aún están abiertas y si dejan de ser un espacio corporativo para la reproducción estéril de los académicos. Creemos que eso hace parte del sentido de la investigación y por ende de nuestra labor como editores. Ya es un esfuerzo colectivo, este camino de subir LA RIVADA cada vez más comprometidos y esperanzados. Ojalá los lectores nos acompañen.

Los Editores
Posadas, Diciembre, 2013

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