“El extranjero peregrino”

Por Andrea Mastrángelo

EXTRANJERO, ESCUCHA:
Encontrarás el vino a la izquierda de la puerta
y sobre la mesa, tú, convertido en peregrino,
provisiones para el viaje, algunas canciones,
algunos papeles imprescindibles y monedas de plata
para cerrar los ojos si quedaran ya para siempre
fijos en su rostro.

(Fragmento del poema Instrucciones de LJ Bartolomé (1965:17)

 

Leopoldo, escribió ese poema en 1964. Es ahora ese extranjero devenido peregrino. Él, Lou Reed y Marshall Berman, murieron el mismo año: 2013. Los 3 dejaron de respirar a poco de cumplir los 70 años. Yo puedo liar sus almas en una trama.

Leopoldo Bartolomé fue mi padre como antropóloga social. Un viejo oso de abadía, que mantenía la rebeldía de no usar trajes ni camisas. Hippie como un caleidoscopio, fue amigo de todas las personas que se le acercaron. Como Berman, y a diferencia de Benjamin, Leopoldo no se encerraba en laberintos, daba poco crédito a las interpretaciones apocalípticas y a la desesperación. El viaje del extranjero peregrino a la muerte es con música. Leopoldo, en paralelo con Lou Reed caminaba el lado salvaje por la vida por sensaciones propias: Maldiciones y rezos, yo he querido vivir, ahora// mis sueños me arrastran, tomándome de la cabeza dicen unos versos suyos (Bartolomé 1965:20). Pero también sorbía lo salvaje por la vida de los otros (su objeto de estudio). Los otros, tengo la sensación, le sonábamos en el oído del corazón ya que al transcribir o en los reencuentros podía dar cuenta nítidamente de los lazos entre sentimientos personales, formas sociales y etapas en la vida.

En 1974 Lou Reed editaba Rock and Roll Animal y Leopoldo, con 32 años saltaba por la ventana a su manera, creando una carrera de antropología social en el lugar donde nació (Posadas, Misiones). Como al héroe del rock, el coraje no se le acortó con los años: en 1995 fundó la maestría y en 2000 el doctorado en antropología en la misma UNAM (Universidad Nacional de Misiones, Argentina). Esa carrera de postgrado es hoy la única en la mejor categoría dentro del sistema de evaluación de postgrados universitarios del estado argentino.

Lo conocí personalmente en la entrevista de admisión a la maestría y desde entonces apoyó todas mis iniciativas académicas y personales. Incluso tener un hijo antes de presentar la tesis de maestría. Conmigo, como con todos lo que recurríamos a su Excelencia, el apoyo era el de un padre bueno: siempre palabras de aliento y ante el absurdo, recurrir a la ironía para provocar la risa. Por la infinita carrera de obstáculos que atravesé para escribir mi tesis de maestría, en el prólogo del libro me apodó la insumergible Molly Brown.

Leopoldo, es difícil tu lugar vacío. Te extrañamos. Pero como al principio son tus palabras el consuelo y el abrazo que alivia:

Y yo que de nuevo he comenzado a amar, sé
muy poco en realidad que aún no haya sido dicho
y mi secreto se funde como una cera virgen
al calor de los soles. Mudo estaré en las calles.

Fragmento del poema Canto del Basilisco de LJ Bartolomé (1965:27)

Referencias
Bartolomé, LJ 1965 El ojo del can. Losada. Buenos Aires

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