Las sociedades occidentales han regulado y regulan la discursividad tendiendo a ordenar y disciplinar las prácticas (Foucault, 1971). Para ello intervienen en el espacio del lenguaje estableciendo no sólo las lenguas y las variedades sino también los registros, estilos, guiones de interacción y géneros legítimos en un determinado ámbito, de lo cual da cuenta, entre otras, la extensa tradición retórica (Arnoux, 2018). Estas intervenciones, que tienen un apoyo considerable en los instrumentos lingüísticos, se asocian con ideologías que dependen de la época y de los posicionamientos en una determinada coyuntura. En el siglo XIX, por ejemplo, en el que la sociedad patriarcal dominaba, los manuales de urbanidad, que tuvieron una amplia difusión, buscaban acontrolar el habla femenina (Arnoux, 2017).
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- Elvira Narvaja de Arnoux
- Número 14 - Julio 2020
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